¿Te traicionan los nervios en castings o audiciones? ¿Te da vergüenza exponerte a un público o delante de una cámara? ¿Estás intentando entrar en una escuela de prestigio y te da miedo que la prueba de acceso te salga mal y pierdas esa única oportunidad que llevas meses preparando? ¿Las críticas negativas sobre tu trabajo te afectan más de lo que debieran?
Son muchas las ocasiones en las que los actores trabajamos con presión. Y, aunque es cierto que tales situaciones no las podemos evitar, entender un poquito cómo funcionamos en estos momentos de estrés nos ayudará a salir más airosos.
5 claves para no llegar al límite
Que quede claro: pasar nervios y estrés es normal. Es algo que forma parte de nuestra condición humana y hace que sobrevivamos y salgamos adelante en situaciones difíciles. Sin embargo, paralizarnos por el miedo que nos causa enfrentarnos a una situación determinada en nuestro trabajo, no debería serlo.
A continuación, te dejamos algunos truquillos para no que no llegues al límite. ¡Cambia las reglas del juego en tu cerebro!
1. Piensa que nadie te quiere ver fracasar:
- El director de casting, o cualquier persona que te haga una prueba, quiere encontrar un actor que dé con el perfil que está buscando. Si te da instrucciones no significa que lo estés haciendo mal, sino que está intentando que encajes lo más posible en el papel. Tú puedes ser su solución, y te está dando una oportunidad para que lo seas. No dejes que te intimide.
- Tanto el operador de cámara como el resto del equipo de un rodaje también están trabajando igual que tú. No eres al único a quien se le valorará su profesionalidad y su trabajo, sino a todos y cada uno de los miembros de este equipo. Y todos cometen fallos, sean de la disciplina que sean. Las tomas no solo se repiten por los fallos de los actores, sino por otras mil causas: un movimiento de cámara un poco más brusco de la cuenta, porque se cuela la pértiga de sonido en el plano, porque el director no ha sabido transmitirte bien lo que necesita y tiene que indicártelo mejor…
- El público o la audiencia no tiene intención de juzgarte. Todo lo contrario, consume tu obra o producto audiovisual para entretenerse y pasar un buen rato. Quiere sentir emociones; no criticarte. Y tú formas parte del conjunto de esa experiencia.
Mucha de la presión que tenemos nos la generamos nosotros mismos: un casting es un casting, una prueba es una prueba y un rodaje es un rodaje. ¡Tampoco es el fin del mundo!
2. Stop pensamientos negativos:
- Cambia el “SOLO me queda un minuto para salir a escena” por “TODAVÍA queda me un minuto, 60 segundos enteros donde puedo relajarme y respirar”.
- No te digas: “seguro que me sale mal” sino “voy a ir a por todas y a hacerlo lo mejor posible”.
¿Captas la idea? Reconvierte todos tus pensamientos a positivo.
Visualiza también el momento de haber terminado e imagina que tu interpretación ha sido un éxito absoluto, te ha salido muy bien, que la gente te felicita o has pasado la prueba y conseguido la plaza o el papel. Hazlo de la manera más real posible. ¡Ya verás cuánta confianza te das a ti mismo!
No imaginas el poder que tienen las palabras: lo que te dices a ti mismo tiene un poder increíble en los resultados.
Si en el pasado tuviste una mala experiencia en un trabajo o una situación similar, no te visualices nunca pasando por lo mismo. Haz un trabajo de mentalización y sustitúyelo por los nuevos resultados que deseas obtener. Recuerda: ¡stop pensamientos negativos!
Lo que estás haciendo es lo que te apasiona y estás en el lugar que debes estar. Eso es lo único en lo que debes pensar.
3. Respira:
Respirar profundamente ayuda a calmar los nervios. La ansiedad es incompatible con la respiración lenta, ¿lo sabías? Por eso es tan importante lo de respirar, aunque a veces no le demos importancia. Antes de empezar -en la sala de espera, en un camerino o en cualquier otro sitio-, puedes hacer un ejercicio de respiración.
Inspira por la nariz y expira por la boca, de un modo profundo, largo y relajado. De esta manera, tu cerebro se oxigenará, funcionará mejor y no se bloqueará.
4. Practica la concentración:
Un actor debe ser capaz de ponerse delante de la cámara ante un equipo entero de profesionales, un público entero en un teatro o una persona en una prueba y actuar como si no estuvieran. Naturalmente, las primeras veces da un poco más de impresión, pero forma parte de nuestra profesión y tenemos que acostumbrarnos.
Hemos de imaginarnos una cuarta pared. que no son esas personas, sino otro personaje o el resto de la ambientación de la escena.
Por otra parte, los actores debemos ser capaces de vivir el momento. Para ello, el guion debe estar tan aprendido que podamos reaccionar ante los estímulos de nuestros compañeros de reparto, sin pensar en qué línea viene después o si estaremos actuando bien o mal. Distraer nuestra atención hacia esos pensamientos nos saca de nuestro mundo interpretativo y es lo que nos suele meter en problemas. Por tanto, enfócate en la intención de tu personaje y deja que la escena fluya.
¡Concentración!
5. Empieza con pequeños retos y ve aumentando el nivel poco a poco:
El problema que tenemos muchos de nosotros es que hacemos algún curso de teatro y, más adelante, el día que tenemos la obra final con un público real nos morimos de la vergüenza.
¡Ni siquiera nos había visto actuar nuestra familia a muchos de nosotros! Es como una prueba de fuego, como tirarse al vacío. En los ensayos nos encontrábamos cómodos, pero ahora es diferente…
Si es tu caso, intenta acostumbrarte a la presión poco a poco. La primera vez que hiciste alguna impro delante de tus compañeros seguro que también sentiste vergüenza. Pero ya tienes ese paso ganado. Más tarde, puedes enseñar tus trabajos de clase a tus familiares y amigos para ir cogiendo confianza. Acostúmbrate a enseñar lo que haces, a recibir feedback, a trabajar ante públicos pequeños, y ve aumentando paso a paso. De esta manera, cuando actúes ante un público mayor o alguna ocasión más importante te sentirás mucho más seguro.
Lo mismo puedes hacer ante la cámara. Haz que te grabe algún amigo y no tengas miedo de mostrar el resultado a tus conocidos. Después, participa en algún corto de estudiantes, haz alguna publi y al menos una sesión de fotos profesional. Poco a poco te irás sintiendo más cómodo ante la cámara y el día que hagas algún episódico de TV no se te vendrá el mundo encima.
“¿Pero… y si fallo, a pesar de todo?”
Nadie es perfecto. Ni siquiera los actores que más admiras hacen siempre todo bien.
Existen muchos truquillos, de los que ya hemos hablado en otros artículos, que pueden ayudarte a superar una situación incómoda, si es que no te queda más remedio:
- Cómo recuperarte cuando se te olvida el texto
- Qué hacer cuando no logras conectar con tu compañero de escena
- Qué hacer cuando el director te corta en medio del casting
- Te ha salido fatal el casting. ¿Y ahora?
- Cómo reaccionar ante las críticas negativas
Por último, déjanos decirte una vez más que el hecho de que cometas errores no significa que hayas fracasado como actor. Si te ha llegado una mala crítica o no has conseguido el papel, no te desanimes. Aprenderás de ello, continuarás mejorando e intentándolo, te surgirán más oportunidades y, en algún momento, lo que ahora ves todo negro quedará en el olvido.
Hay muchísimas cosas peores en la vida que una mala actuación o no haber pasado una prueba.
¡Otros muchos éxitos, seguro, te están esperando!
¿Te ha gustado el artículo? Compártelo en tus redes, suscríbete gratis a nuestro blog y no te pierdas ninguno más.