Muchos actores, cuando empiezan, creen que la comedia es sobre todo corporal. Tratan de exagerar físicamente todo, y la comedia es en cierto modo así, pero no siempre: también debes entender la importancia del ritmo de tu voz. Si dominas cómo hablar, podrás llevar tu interpretación al siguiente nivel.
El director puede dar indicaciones a los actores sobre otro tipo de cosas, pero el ritmo, si no sale de dentro, no sale. Por eso, aunque no existe ninguna norma universal para cuestiones de ritmo, es conveniente que sepamos cómo funciona.
¿Qué es el ritmo?
Según Almodóvar, el ritmo en comedia es diferente al que ocurre en la realidad. Cuando el actor da una réplica, ni siquiera ha tenido tiempo físico ni mental de asimilar la frase anterior, pero sin embargo debe soltar la suya sin perder un segundo. El público no se pregunta si el personaje ha tenido tiempo de entender lo que le decían; es la magia de la comedia.
En este género, por lo general, los personajes hablan rápido y dejan muy poco tiempo entre los diálogos del uno y el otro (¡Cuidado! Esto no significa que te tengas que pisar con los demás, porque entonces no se te entenderá).
Una gracia puede perderse o realzarse según el ritmo y la intención que le pongas. Antes de concluir un chiste largo, por ejemplo, es muy normal hacer una pausa muy pequeña para generar cierto suspense si sabes que viene luego un remate. Esta “minipausa”, en la que el personaje aprovechará para sorprenderse, extrañarse, etc., hace que el espectador asimile lo que ha pasado. Después ya se contesta y en muchas ocasiones es cuando el público salta con las risas. Para hacer esto bien, hemos de ser capaces de dominar muy bien el ritmo vertiginoso, para luego contrastar con estos microinstantes de parón.
Por tanto el ritmo en la comedia es esta aceleración y desaceleración en las acciones o en los diálogos que hacen que acentuemos lo que nos interesa, cambiemos el significado de lo que ocurre y llevemos al espectador a nuestro terreno.
¿El ritmo sale innato o se aprende?
Tanto para la comedia como para cualquier otro género, existe algo que debemos cuidar al máximo: nuestra concentración. Si creemos en nuestro personaje, nos metemos de lleno en el papel e imaginamos las circunstancias, el ritmo nos seguirá solo, casi sin pensar.
Es por eso que muchos coaches dicen que el ritmo no se aprende; se encuentra.
No obstante, aunque pueda salir de manera natural, también puede trabajarse. La práctica hace la perfección, así que cuanto mejor entiendas los elementos que están detrás del ritmo y los tengas en cuenta en tus próximos ensayos, más fácil te resultará gestionarlo. ¡No tengas miedo a explorar!
Factores que influyen en el ritmo
- Conocer a tu personaje en profundidad
El ritmo de los diálogos de tu personaje estará siempre muy relacionado con su personalidad. ¿Es un personaje inquieto, ansioso, vago, tímido, patoso, aventurero,…?
- Creer en ti y en tu personaje
Si no crees en lo que estás interpretando, difícilmente vas a encontrar el ritmo adecuado. Al confiar en tu personaje mejoras la concentración, como decíamos antes, y aumentas tu habilidad para reaccionar con la energía emocional y el ritmo que pide la escena.
- El feeling con tu pareja de escena
Haz por llevarte bien con tus compañeros de reparto, trátales con confianza en la medida de lo posible y trabaja la comunicación. Cuando existe química entre los actores la escena fluye con muchísima más facilidad.
- El tipo de humor
¿Se trata de una comedia absurda (con caídas, golpes, etc.) o tiene unos diálogos muy inteligentes?
Has de saber, por ejemplo, que en muchas comedias, si los diálogos y las situaciones ya son graciosas de por sí, lo mismo no debes sobreactuar ni forzar el ritmo, porque ese contexto es el que aporta la gracia. En muchas comedias, lo que para el público es muy divertido, para el protagonista es un drama y, en ese caso, debe interpretarse como tal.
- Entender muy bien el guion
¿En qué momentos se pretende sacar una carcajada al espectador y cuándo una leve sonrisa de complicidad?
Debes comprender a fondo el guion y las bromas que forman parte del diálogo. Además, no todos los chistes o situaciones cómicas están escritos de manera obvia sino que forman parte del subtexto, que deberás analizar con detenimiento.
- Saberte el texto a la perfección
Uno de los grandes motivos por los que se pierde la energía de la escena es por no saberse el texto adecuadamente. Si estás pensando en cómo empezaba tu siguiente línea nunca reaccionarás de una manera natural y la calidad de tu interpretación se verá afectada.
- Saber música
Como si se tratara de una partitura de música, en una escena existen momentos de más tensión emocional y momentos de menos, y debes guiar a la audiencia hacia ellos. Y ya no digamos si se trata de una obra de teatro en el que el público necesita participar. Para dominar el ritmo hay quien aconseja apuntarse a clases de música, especialmente a las que tienen mucha improvisación, como el jazz o el rap.
- El tipo de planos y el montaje
Esto forma parte del terreno técnico y no tiene nada que ver con nosotros como actores, pero también es clave para el ritmo de una escena y tú debes conocerlo. En cualquier obra audiovisual existen muchos factores que intervienen en el ritmo: el movimiento en los planos, la duración de ellos, la música, etc.
- La duración de la obra
Las películas de comedia no deben durar mucho más de hora y media si no queremos que se nos hagan pesadas. Puedes comprobarlo con las películas de Woody Allen o cualquier obra de teatro de comedia que se estrene en tu ciudad.
¿Añadirías algún factor más a nuestra lista? ¿Qué es lo que más te cuesta a ti a la hora de encontrar el ritmo perfecto en la comedia? ¡Cuéntanoslo todo en la sección de comentarios!
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