“Cuando veo mis grabaciones parece que hasta me ha cambiado la ropa, el pelo, el maquillaje. ¿Cómo puede ser? ¿Es que hay algo que no estoy haciendo bien?”
No te preocupes, vernos raros en pantalla es algo normal, algo que nos ha pasado o nos pasa a la gran mayoría de nosotros los artistas, y también a los que no lo son.
Pero, ¿por qué nos ocurre esto tan a menudo? En Premiere Actors te queremos resolver el misterio:
Las razones por las que notas algo raro
No desesperes, porque no es solo culpa de tu cerebro, que te está juzgando. Realmente, este fenómeno sí tiene explicaciones físicas. Te contamos algunas:
- Las lentes de las cámaras deforman: las lentes que se utilizan para los planos más cerrados –y momentos más íntimos- reducen el volumen, y las utilizadas para dar más profundidad a la imagen lo exageran. Estos efectos se notan, tanto en nuestro físico como en nuestros gestos, que parecen más grandes o más pequeños.
- Te ves desde distintos ángulos que no son los que te tiene acostumbrado el espejo, y lo mismo pasa con movimientos involuntarios que haces en tu día a día, pero que no reflejas cuando te encuentras 100% consciente de tu imagen frente a él.
- La imagen que ves en el espejo es la opuesta a la que ves en el video. Tu parte derecha es la izquierda y la izquierda tu derecha. Y como ninguno de nosotros somos completamente simétricos, siempre hay algo que “no nos cuadra”.
- Tu voz también suena diferente, más aguda, porque no incluye toda la resonancia de tu cuerpo y tus huesos, que solo tú estás acostumbrado a escuchar.
¿Tiene un poco más de sentido ahora?
El único que notará que se trata de tu lado opuesto, que tu voz suena rara o que ese gesto es igual al de tu madre eres tú, no el resto de personas que te vea en pantalla. Ellos saben que tu voz y tu imagen son así, ni más ni menos.
Sabiendo esto, tu misión a partir de ahora es dejar de comparar. No pretendas que tu imagen en pantalla sea como la imagen a la que estás acostumbrado a ver en el espejo porque, simplemente, se trata de algo diferente.
Acéptate
Es algo normal, todos tenemos nuestro ego y nos resulta difícil ver lo que hemos grabado, no solo por nuestra imagen sino por esos pequeños gestos o recursos utilizados que no nos gustan en el resultado final.
Pero es nuestra responsabilidad, como actores, superar esta situación y ser sinceros con nosotros mismos. Parte de nuestro trabajo como artistas consiste en autoevaluarnos constantemente para aprender, mejorar y seguir creciendo como profesionales.
Debes saber que mientras algunos se sobreponen y se aceptan, otros no lo harán nunca. Y éstos últimos acaban cayendo en dos de los peores errores de los actores “novatos”:
- Se concentran más en la imagen que dan (salir guapos mientras hacen su monólogo…) que de dar vida a su personaje. Como resultado el espectador tiene ante sus ojos a María, a Jesús o a Mónica –las personas- en vez de Enfermera, Pescador o Verónica –los personajes-.
- No aceptan trabajos en los que no sean protagonistas o salgan guapos, con lo que nunca cogerán las tablas suficientes y lo más seguro es que pasen años haciendo cursos de interpretación convencidos de que “no consiguen trabajo”.
Permítenos decirte (con todo el cariño del mundo) que un actor o actriz así nunca llegará a ser excelente. Debemos meternos en la piel de cualquier personaje y pasar por diferentes tipos de trabajos para nutrirnos de experiencias distintas que nos fortalecerán como actores.
Con esto no queremos decir que debas aceptar todos los trabajos a cualquier costa, pero sí debes valorar cada proyecto dejando a un lado tu ego, porque de un proyecto sale otro y a la larga puedes perder oportunidades bastante importantes.
No te obsesiones con las pequeñas cosas
A lo mejor ves que tienes pequeños gestos o tics de los que nunca te habías dado cuenta, ¡y no paras de hacerlos! Por ejemplo, pestañeas mucho, haces algo raro con la boca cuando la cierras después de hablar, los movimientos de tus manos no quedan naturales…
No le des tanta importancia. La imagen que proyectas es normalmente mejor que la que tú crees que das, y los espectadores puede que no se den ni cuenta.
Solo son malos hábitos los que distraen del mensaje o te sacan del personaje. Nada más.
En cualquier profesión, incluida la nuestra, la excelencia la da el número de “kilómetros” que recorramos aprendiendo, fallando, analizando y mejorando. En consecuencia, analízate objetivamente como si fuera otra persona la que apareciera en pantalla, no te castigues demasiado por los pequeños detalles que no te gustan y, si lo prefieres, trabaja para irlos afinando con el tiempo.
Ve directo a lo que haces bien
Tu instinto (y el de todos) es ir siempre a lo que haces mal, a lo que puedes mejorar, a esos gestos que no te gustan. Por eso lo primero que piensas es muchas veces: “¡qué horror!”, antes de ver si verdaderamente tu interpretación o el mensaje que trasmitiste fue bueno o no.
Te proponemos un ejercicio: en el momento de visualizar tu grabación, quita el sonido. De este modo te darás cuenta mejor tanto de tus malos hábitos como de los buenos. ¿Cuáles son tus puntos fuertes? ¿En qué deberías trabajar para llevarlos incluso al siguiente nivel?
Pregunta a un amigo
¿Se te olvidaron varias frases del guion y lo improvisaste? ¿Algo te sacó de tu interpretación en un momento dado? ¿No acabas de estar seguro de si estos detalles los notarán los demás o solamente tú? ¿Tienes dificultad de encontrar tu lado positivo cuando te ves en pantalla?
Pregunta a un amigo que sea honesto y que sea capaz de darte una crítica constructiva, con respeto y sinceridad, sobre tu trabajo.
Él te podrá decir si estabas verdaderamente metido en el papel o no, si algo parecía forzado en tu interpretación, si realmente se ven esos nervios o fuiste capaz de esconderlos, qué partes son las que más le han gustado y por qué motivo y, sobre todo, los aspectos por los que debería felicitarte.
La confianza es la clave
No te desanimes cuando te veas a ti mismo. Si alguien confió en ti para un proyecto es porque le gustaste, y eso significa que gustas a los demás, aunque a ti mismo sea más difícil convencerte.
En Premiere Actors no pararemos de repetirlo: Tener una baja autoestima no te ayudará a desarrollarte como actor. Si no te gustas, la mitad de tu valioso repertorio de trabajos no los incluirás en tu videobook ni los mostrarás en tu canal de Youtube, de manera que mucha de tu experiencia quedará fuera del alcance no sólo de tu audiencia, sino también de posibles representantes o directores. Además temerás constantemente el “qué dirán” y tu cabeza pasará más tiempo juzgando cada pequeño detalle que disfrutando de este fabuloso oficio.
Nosotros mismos somos los que nos bloqueamos y autolimitamos sin darnos cuenta y, lo peor, por esta razón a veces transmitimos en los castings la imagen de actores inseguros, que otros pueden interpretar como “principiantes sin experiencia” a la hora de valorar si darnos un trabajo o no.
Deshazte de cualquier influencia negativa, acéptate y… ¡A por todas!
¿Nos cuentas por las redes cómo han sido tus experiencias al ver cómo quedaban tus trabajos en pantalla? ¿Has ido mejorando tu autopercepción a lo largo del tiempo o todavía te encuentras en el mismo punto que al principio? ¡Queremos que nos cuentes tus preocupaciones, dudas, logros y superaciones personales!
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