Cuando elegimos o trabajamos con un representante o agente, tenemos que tener muy claro si de verdad representa nuestros intereses y si nos gestiona correctamente algo tan importante como nuestra carrera artística. Por ello, hay que tener mucho cuidado con:
- Los representantes que sólo cuelgan tu ficha en su página web, pero no se encargan de promocionarte en la vida real:
El representante debe gestionar a diario tu actividad profesional, pelear continuamente por conseguirte nuevas opciones de trabajo y reinventar la manera de promocionarte de cara a los profesionales del sector.
- Los representes que no te lleven a castings o trabajos:
La función de un representante es conseguir que se celebren contratos, por tanto, si estás completamente parado durante un largo período de tiempo, lo mejor será buscarse otro agente que sí que te mueva.
De todas formas, te recomendamos que no esperes a que todas las oportunidades te lleguen de manos de tu representante, es decir, para evitar parones en tu carrera también tienes que buscar contactos y trabajos por tu cuenta. Recuerda que tus propios contactos son un valor añadido tuyo, y los podrás mantener aunque cambies de representante.
- Los representantes que no sepan de derecho, de marketing, ni de habilidades de negociación:
Para ser representante no hace falta tener ningún título ni carrera profesional especial, sin embargo es fundamental que te asegures de que tenga:
– una buena base de derecho para hacer contratos de calidad, sacar el máximo partido a tus derechos de imagen y pactar las mejores condiciones de trabajo
– una visión especializada en marketing para que piense en ti como producto y sepa cuál es la mejor manera de promocionarte
– debe tener muy buena habilidad negociadora para conseguir las mejores oportunidades para tu carrera.
- Los representantes que no te hacen firmar ningún contrato con él, sea en exclusiva o no:
Si no hay nada firmado, el agente puede hacer cualquier cosa con tu material, o lo que es peor, quedarse el porcentaje que quieran sobre la retribución de tu trabajo. Es fundamental pactar por escrito un contrato representante-actor, para poder negociar y comentar entre los dos cualquier cláusula o condición que sea conveniente.
- Los representantes que no tengan contactos:
Un buen representante debe tener un buen círculo de aliados y cientos de contactos (personales y profesionales), pero además debe mantener el contacto habitualmente con ellos, no sólo tenerlos.
- Los representantes que tienen muchísimos representados:
En el negocio de la representación es más importante la calidad que la cantidad, por ello es mejor un agente que haga una minuciosa selección de actores con los que quiere trabajar, porque seguramente será por los que apueste y a los que mueva de verdad. Los que representan a muchos actores, no suelen conocer en profundidad a ninguno de ellos, ni suelen gestionar de forma individualizada y efectiva la carrera de cada actor.
- Los representantes que no consiguen sacarte tu máximo partido:
Un representante debe conocer bien el mercado y la industria, por lo que debería asesorarte sobre si tu material puede funcionar o qué es lo que habría que mejorar para que encajara con lo que piden los directores de casting, productoras, etc.
- Los representantes que no cuidan tu imagen pública:
El representante debe leer todos los guiones y decidir si debes participar o no en un trabajo, cuidar los eventos a los que acudirás y cómo, rechazar trabajos que puedan dañar tu imagen en el futuro… El representante se las debe ingeniar para crearte una imagen coherente y creíble que te permita perdurar en el tiempo.
- Los representantes con los que no tienes confianza:
La relación de un actor con su representante es una relación profesional en la que se mezcla mucho lo personal: tiene que haber confianza, transparencia, lealtad y sinceridad por ambas partes. El representante no sólo es tu mánager, sino que muchas veces tiene que hacer de abogado, jefe de presa, amigo, psicólogo… ¡de todo!.
Es importante que sientas que hay entendimiento entre los dos, que puedes expresarle abiertamente tus inquietudes, propuestas, ideas de mejora… y que sepas que él siempre te va a apoyar y asesorar. En definitiva, debes sentir que el representante está de tu parte.
¿Te has sentido identificado con estas situaciones? ¡Cuéntanos que tal te ha ido con tu representante!