Somos artistas, y las fotos forman parte de nuestro día.
Las utilizamos para contactar con representantes u otros profesionales, acceder a pruebas de casting, subir a nuestra web, compartir en las redes o diseñar un cartel para promocionar nuestra obra teatral o audiovisual.
Hablemos de lo que hablemos en nuestras clases y cursos, siempre acaba saliendo este tema, y alguien hace las siguientes preguntas:
“¿Tengo que reducir mis fotos? ¿Cómo lo hago?”
¡Ya era hora de aclararlo en nuestro #BlogPremiere!
¿Resolución, peso o tamaño de la foto?
La mayoría de nosotros solemos utilizar la expresión “reducir el tamaño”, pero eso contribuye a generar más confusión: ¿estamos hablando de sus píxeles, de sus dimensiones en centímetros, de los megas que ocupa…? ¿Cualquier cosa vale para reducir la foto?
Nos hemos propuesto ser lo más prácticos posible con este post, de modo que no entraremos en muchos detalles técnicos, pero sí te explicaremos lo básico, porque ¡no queremos que reduzcas lo que no tienes que reducir!
A partir de ahora vamos a llamar a las cosas por su nombre. Veamos:
Tamaño: nos referimos a las dimensiones de la imagen (cm, píxeles…). Una foto pequeña nos servirá para una miniatura y una grande para imprimirla en un póster.
Resolución: es lo nítida que vemos la imagen (si la vemos muy definida o muy pixelada).
Peso: es el espacio que ocupa la imagen en un dispositivo (KB, MB…). Cuanto menos bytes ocupe una foto sin perder calidad, mejor para todos.
Por lo general, los artistas, lo que queremos es reducir el PESO de las imágenes para que tengan menos bytes y nos ocupen menos, pero sin comprometer su resolución, porque queremos seguirlas viendo todo lo nítidas posible. El truco está en saber en qué medio se va a utilizar esa foto, y reducirla o comprimirla acorde con esas necesidades. Es decir, necesitamos optimizar esa imagen.
¿Cómo lo hacemos?
Existen miles de programas y herramientas que podemos utilizar para reducir las fotos, pero como no podemos explicarte todos, te dejamos por aquí las dos soluciones más comunes.
Herramientas gratuitas en la Red:
Hablamos, por ejemplo, de TiniPNG.com, compressjpeg.com o cualquier otra página del estilo que encuentres buscando en Google.
Esta solución es la más práctica con diferencia, para gente totalmente novata, así como para los más experimentados, pero que necesitan una solución efectiva en un pim-pam-pum. Solo tienes que visitar la página web, arrastrar las fotos y se te reducen automáticamente. ¡Sin registrarte ni instalar nada!
Si necesitas unas medidas o un peso muy concreto, no podrás hacerlo, pero en la mayoría de los casos no te hará falta. Más rápido y sencillo imposible.
Photoshop:
Si prefieres optimizar tus fotos a través de este software profesional, estos son los pasos que debes seguir.
- Primero, reduce sus dimensiones en Menú Imagen/Tamaño de Imagen (¿para qué querrías una imagen enorme? No necesitas crear ninguna pancarta, y con esto ya reducirás mucho de un plumazo).
- Después clica en “Guardar Como…”. Si eliges formato JPG, podrás ir viendo lo que ocupa según muevas la barrita hacia la derecha o la izquierda para mayor o menor calidad.
Utilices el método que utilices, comprueba siempre cómo ha quedado la imagen tras su optimización. En caso de que no te convenza, cambia el método o los ajustes.
“¿Qué hago con los emails?”
Generalmente solo puedes enviar por email hasta 25MB, así que tienes que apañártelas para que quepa en ellos todo el material que necesites:
– Los documentos (como tu currículum) casi no pesan, así que no hay problema.
– Comparte los vídeos a través de links a tus canales de Youtube, Vimeo o web (nunca los adjuntes o envíes Wetransfers), porque nadie se los va a descargar.
– Las fotos sí deberás adjuntarlas, y aquí sí debes tener en cuenta lo que van a ocupar. ¡Pero con las herramientas que hemos compartido en el punto anterior, lo tienes solucionado! No olvides esperar a que se carguen del todo antes de darle a enviar, o el receptor no podrá verlas.
“¿Qué hago en mi web?”
No queremos que tu web tarde mucho en cargar, así que también deberás reducir el peso de tus imágenes lo más posible, sin comprometer su calidad.
Se recomienda que se guarde a 72 píxeles/pulgada y que no ocupe más de 200 KB.
En Photoshop tienes la opción: “Guardar para web”.
“¿Y en mis redes sociales?”
En las redes sociales a veces piden unas medidas o peso concretos, según necesites tus fotos para el feed, para tu avatar, etc. y el problema es que, a medida que van evolucionando estas plataformas, suelen ir cambiado las medidas, con lo que, periódicamente, hay que volver a consultar con Google.
El peso ya sabes cómo modificarlo y, para las medidas, la misma red social te suele dar la opción de hacerlo (recortar, centrar la foto…). Si no fuera así, lo mejor es que crees un nuevo proyecto o documento en Photoshop, Canva o lo que utilices, con las medidas justas, arrastres la imagen hasta ahí, la adaptes y la guardes.
Últimas recomendaciones
Esperamos que no se te haya hecho muy pesado este post. Nos hemos puesto un poco técnicos, pero ya llegamos al final. 😉
Para terminar, déjanos orientarte con un par de cuestiones más, que creemos que también son importantes:
- Las imágenes con colores planos (por ejemplo, el logo de tu nombre), mejor guárdalas en formato PNG. Los colores se verán mucho más definidos que con JPG.
- Las imágenes con fondo transparente (tu logo, una foto recortada redonda o con el fondo eliminado…), también deberás guardarla en formato PNG.
- Para fotos o ilustraciones con detalle (tu book de fotos), mejor JPG.
- Nombra siempre las fotos con tu nombre artístico en vez de los típicos números que salen por defecto. De este modo, si el receptor (digamos, un representante o cualquier otro profesional) se descarga tus fotos, las podrá encontrar más fácilmente, y si las subes a tu web, Google las podrá enseñar en su buscador de imágenes cuando alguien te busque. (¡Cada detalle suma!).
- Cuidado con las fotos que te pasan por Whatsapp, porque pierden calidad. Mejor hazlo por cualquier otro medio.
¡Ya lo tienes! ¿A que no ha sido para tanto? 😉
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