Existen muchos tipos de micrófonos, pero hay uno que predomina especialmente en los estudios de doblaje o de música: el micrófono de condensador.
Al contrario de los que solemos tener en casa –micrófonos dinámicos, los se agarran con la mano, mucho más baratos y más resistentes al polvo y los golpes-, un micrófono de condensador se caracteriza por la gran sensibilidad con la que capta el sonido. Y esto puede ser bueno, porque escucharás que tu voz suena mucho más bonita y llena de frecuencias armónicas, o malo, porque también capta muchos más sonidos que no deseamos, como los clics que hacemos involuntariamente con la boca cuando hablamos o el roce de nuestra ropa al movernos.
Todos sabemos que cuando grabamos nuestra voz con un micrófono debemos vocalizar, proyectar la voz, etc. Sin embargo muy pocas veces se habla de los aspectos más técnicos: los que surgen de la captación de voz por el micrófono.
En este post hablaremos de cómo debes hablar al micrófono de condensador y daremos un repaso a los principales problemas que nos podemos encontrar para saber cómo evitarlos.
¿A QUÉ DISTANCIA ME TENGO QUE SITUAR?
Lo primero y más importante es mantener una posición constante respecto al micrófono para que toda la sesión tenga el mismo color y el técnico te pueda ecualizar y mezclar bien. No queremos decir con esto que tengas que permanecer como una estatua, sino minimizar tus movimientos o hacerlos lo más sutiles posible. Por ejemplo, en vez de mover la cabeza de abajo a arriba constantemente para pasar del guión a la pantalla, intenta hacerlo solo con los ojos.
Como norma general, un palmo de distancia suele ser lo ideal para la mayoría de las grabaciones de voz.
Aún así, la distancia variará dependiendo de lo que se vaya a grabar. Lógicamente, si susurras te acercarás más al micrófono y si grabas ambientes o gritas te alejarás. Lo mejor es encontrar el punto intermedio entre la cercanía para que se te capten bien los detalles de tu voz y la lejanía para evitar otros ruidos indeseados del ambiente lleguen al micrófono.
¿Qué problemas podemos tener si nos acercamos o alejamos demasiado del micrófono?
Si te acercas demasiado al micrófono:
- Se forman POPS
Los pops se producen por una cantidad de aire que llega al diafragma del micrófono, que lo hace vibrar de manera muy intensa y hace que el sonido distorsione. Normalmente suele pasar con sonidos sordos (t, p, f, ch, etc.) o respiraciones muy cerca del micrófono.
En esos casos el técnico de sonido suele poner una pantalla antipop y e incluir filtros de ecualización para que no se graben las bajas frecuencias en exceso, pero si esto no funciona el mejor remedio es que te sitúes ligeramente ladeado, hablando en dirección al micrófono pero sin estar completamente perpendicular a su diafragma.
- Se captan demasiados CLICS
Aunque no nos demos cuenta, al hablar se nos forman clics por el ruido de la saliva en la boca. Es algo normal. Sin embargo, un micrófono muy sensible lo puede hacer mucho más obvio, algo que suele ocurrir especialmente en principiantes y en mujeres. Ten en cuenta que lo que capta el micrófono pocas veces coincide con la voz con la que estás acostumbrado a escucharte fuera del estudio.
Si escuchas que tu locución está demasiado sucia en cuanto a clics, sepárate un poco más del micrófono. Puede que aun así siga pasando, especialmente si estás nervioso o llevas bastante tiempo doblando. Nunca olvides tener una botellita con agua del tiempo siempre a mano para que no se te seque la boca.
- Le puedes dar algún GOLPE sin querer
Los micrófonos de condensador quedan siempre suspendidos de una araña que los protege de las vibraciones. Este sistema cuenta con unas gomas elásticas que deja al micrófono “flotando” para protegerlo de golpes y vibraciones que se transfieren a través del pie de micrófono, sobre todo del suelo cuando nos movemos.
Con todo esto te puedes hacer una idea del cuidado que debes tener: no toques el micrófono, ni el pie del micro, ni el cable, pues la toma no valdrá.
- Se puede convertir en OBSTÁCULO VISUAL
Al acercarte demasiado tu visión posiblemente quedará obstaculizada por el micrófono y no podrás leer bien el guión o ver bien la pantalla. Puede que esto te lleve a estar moviendo tu cabeza constantemente en vez de sólo los ojos como se debería hacer y esto alteraría el sonido en cuanto al cuerpo, volumen y color de voz. Si no estás cómodo con la posición del micrófono, indícaselo sin problema al técnico de sonido, que encontrará la manera de ajustarlo de tal modo estés cómodo y no influya en la calidad del sonido.
Si te alejas demasiado:
- Se capta demasiado RUIDO AMBIENTE
Tu voz deja de estar en primer plano, y a ella se unen el resto de sonidos que ocurren en la habitación: un clic en el suelo al mover tus pies, el roce de tu ropa o incluso tus tripas si tienes hambre.
Además, el técnico de sonido posiblemente tenga que aumentar la ganancia de entrada de la señal del micrófono, con lo que es posible que aumente ese “fffff” de fondo llamado ruido blanco y ensucie la calidad de la grabación.
- Tu voz suena con más REVERBERACIÓN
Junto a la fuente principal del sonido (la voz que viene directamente de tu boca) el micrófono registrará también el resto de reflexiones de tu voz en la sala. Es lo que se llama comúnmente reverb. El resultado será una voz más lejana y menos presente, especialmente si el espacio en el que grabas no está acondicionado para absorberla.
¿QUÉ VOLUMEN DEBO UTILIZAR?
Es cierto que estos micrófonos son más sensibles y captan mejor las voces con poco nivel y los susurros, y también soportan bien los muy altos niveles y los gritos. Sin embargo, el volumen que debes utilizar con micrófonos de condensador no varía mucho del resto de micrófonos: el técnico de sonido te tomará nivel antes de grabar, y éste deberá ser, con su margen, más o menos consistente. Si gritas y susurras en la misma toma, posiblemente no valdrá y haya que repetirla.
ESCÚCHATE Y APRENDE
Cuando grabas en un estudio probablemente tengas auriculares con los que podrás oír el retorno del sonido que se está grabando. En ese caso no te centres en escuchar sólo tu interpretación, sino el conjunto del sonido.
Presta atención cuando el técnico chequea el sonido al principio de la sesión y te toma nivel. Cambia la distancia, el ángulo y el tono cuando tengas ocasión y escucha la diferencia. Aprenderás mucho de escuchar tu propio trabajo.
Es normal que surjan problemas técnicos al grabar. En ese caso el técnico de sonido te lo dirá, pero está bien que los conozcas para solucionarlos de inmediato y dar fluidez a la sesión, sin que te tengan que advertir nada. Ten en cuenta que cuanto mejor hagas tu trabajo, más tiempo ahorrarás al resto del equipo involucrado en el proyecto. De esta manera la sesión será más ágil y tendrás más posibilidades de ser contratado en el futuro. Muestra profesionalidad y haz que sea fácil trabajar contigo.
Y nunca digas: “¡esto se arregla en postpro!”. La calidad de la obra final depende de la «materia prima» que se consiga en cada uno de los pasos de la producción, empezando por el primero: la grabación.
¿Qué opinas? Si tienes algún truco o sugerencia déjanos un comentario y compártelo con los demás. ¡Nos encantaría saber tu opinión!