Quedarse en blanco es algo que nos sucede a todos los actores alguna vez. Intentamos pensar pero el tiempo pasa muy despacio y nuestra mente está completamente bloqueada.
Para entenderlo mejor, hagámonos primero una pregunta: ¿Cuáles son los motivos principales de estos olvidos?
- No sabernos el texto lo bastante bien: En casa y cuando ensayábamos todo parecía bajo control, pero cuando nos encontramos en una situación de estrés la simple memorización no es suficiente. No hemos llegado a “ultramemorizar” el guion, y esto nos pasa factura en el peor momento.
- Por los nervios: No confiar del todo en nuestras posibilidades, sufrir de pánico escénico o presentarnos en situaciones que nos hacen actuar bajo presión a veces nos juegan malas pasadas.
- Por algo inesperado que nos hace perder la concentración: Por ejemplo, un sonido repentino nos asusta o vemos un movimiento brusco que no esperamos.
En principio descartamos el punto número uno (no saberte el texto bien) porque es probablemente lo único que está en tu mano evitar, y contamos con que estás completamente preparado.
Y aun así, pasa.
En cine y TV se puede cortar la toma pero, ¿qué has de hacer si te ocurre en un casting o en directo? Según la situación en la que olvides el texto debes reaccionar de una manera u otra. Te lo contamos todo y te damos varias pautas para afrontarlo:
En un casting
Te encuentras en frente del director de casting, que está mirándote fijamente, abres la boca y no sale palabra.
Lo primero, para intentar evitar estas situaciones es importante que llegues antes al lugar de la prueba para que te dé tiempo a relajarte y calmar los nervios. Pero si, aun así, te quedas en blanco, hay una serie de pasos que hacen que puedas rectificar la situación:
- ¡Que no cunda el pánico!
Es verdad que es imprescindible saberse el guion en un casting, y que lo debes estudiar y saber al pie de la letra, pero tanto guionistas como directores de casting entienden que en la sala puede pasar de todo. En un casting cuenta el conjunto: cómo te presentas, cómo sigues las pautas que se te indican, cómo te desenvuelves con el personaje,… y un fallo puede incluso convertirse en un regalo si reaccionas de la manera adecuada.
Obsesionarse con la idea de olvidarse las líneas es irracional, y es fruto de falta de autoconfianza. Todos cometemos fallos, así que, ¡no te presiones demasiado y disfruta del casting!
- Date un respiro
Cuando tienes uno de estos lapsus, lo primero que necesitas es un momento para volver en ti. No pongas caras raras ni digas nada. Lo mejor es que hagas una pausa para recapitular y volver al diálogo que tenías en mente, y si han pasado unos segundos y ves que no puedes recordar, salta al paso siguiente:
- Discúlpate y empieza
Coge aire, sonríe y pide volver a empezar. Es importantísimo no parecer humillado, pues sólo dañará el resultado de tu prueba. La clave es disculparse sin dar explicaciones y sin parecer preocupado, decirlo sólo una vez, sin darle importancia y continuar.
Lo peor que te puede pasar es que recibas un “no”, pero es lo mejor que has podido hacer.
- Improvisa
En ocasiones puedes contar con la improvisación. Si crees que son sólo unas palabras las que no te vienen a la cabeza pero estás seguro de que podrás continuar, puedes improvisar hasta que retomes la parte del texto en cuestión.
Hay algunos momentos concretos en los que improvisar es mejor opción que volver a empezar, como con los monólogos, porque si el director de casting no está familiarizado con ellos, puede que incluso no llegue a notar el error.
En teatro (o en directo)
Casi ningún evento en vivo sale perfecto, e igual que en los castings puede llegar el día en que tu mente se quede en blanco en plena representación. Existen varias maneras con las que salir de este embrollo:
- Continúa
Parar en directo no es una opción. Aunque en ese momento sientas que no tienes nada que decir, un silencio en medio de una línea le dice al público: “¡me he olvidado de lo que sigue!” y les saca de la historia.
Por lo tanto debes hacer como si no pasa nada. No interrumpas nada, no digas muletillas como “eeeeeh…” y no cambies a otra acción que nada tiene que ver con lo que estaba ocurriendo en el guion antes de que se te escapara. Simplemente improvisa en torno a tu personaje en la escena.
Controlar el arte de la improvisación es esencial para cualquier actor. ¡El show debe siempre continuar!
- Compañeros solidarios
Por suerte, solemos trabajar con otros actores que nos suelen ayudar a recuperarnos de estos fallos. Tus compañeros serán los primeros en advertir que te has quedado en blanco y, si no lo hacen, una simple mirada o un leve gesto pueden darles la señal. El hecho de mirar hacia arriba, por ejemplo, indica que estas intentando recordar, pues es lo que hacemos todos involuntariamente. Si son rápidos y te conocen, lo entenderán al instante.
Para finalizar…
Ten muy en cuenta que olvidarte el guion en un momento puntual no quiere decir que sea por falta de talento.
Trabajar los nervios, la confianza en ti mismo y aprenderte el texto al dedillo ayudarán a no quedarnos en blanco y, si no, ya sabes: un buen actor es el que hace creer al público que nunca olvidó el guion.
¿Alguna vez tuviste este problema? ¡Cuéntanos en las redes cómo saliste del paso!
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