No hay nada mejor que disfrutar de las mariposillas en el estómago que aparecen antes de salir a escena… ¡Mmm! Es una sensación totalmente placentera que, como actores, nos da la vida.
Pero cuando estas mariposas se transforman en un ser enorme, incontrolable y destructivo que en vez de hacerte gozar te hace sentir angustia, taquicardia, nudos en la garganta, dolor de estómago… habrás sido invadido por el pánico o miedo escénico.
¡Tranquilo, tiene solución!
¿En qué consiste el miedo o pánico escénico?
El miedo escénico se refiere a la sensación de estar aturdidos y sin recursos ante un público. Nos sentimos amenazados y no preparados para enfrentarnos a los espectadores, estamos convencidos de que no lo vamos a hacer todo lo bien que podríamos y que no daremos la talla.
La primera clave que tenemos que entender es que el miedo escénico no se quita, sino que podemos aprender a dominarlo y gestionarlo de manera positiva. Lo que antes veíamos como algo incontrolable, debemos hacerlo controlable para poder disfrutar de lo que más nos gusta en este mundo… actuar.
Seguramente estés pensando que la teoría es muy fácil contarla, pero que la práctica es otra historia. Así que venimos a tranquilizarte, ya que existen trucos que realmente funcionan. ¡En Premiere Actors lo hemos comprobado!
1. Trabajo previo
Cuando hay un trabajo previo bien hecho se eliminan muchas de las inseguridades que provoca el pánico escénico, como quedarse en blanco. La seguridad que produce el haber trabajado con anterioridad, hace que confíes de forma natural en tus recursos, simplemente porque los tienes. Es como salir con una gran mochila de la que puedes ir sacando cosas según las vayas necesitando.
Por todo ello, podemos afirmar que el pánico escénico se domina trabajando y eliminando toda incertidumbre. De modo que ensaya todo lo que puedas y realiza un fuerte trabajo de preparación, que no haya nada que se te escape.
Recuerda: conocimiento=seguridad y seguridad=confianza.
2. Visualizar previamente el momento
Lo ideal es tener la posibilidad de llegar un poco antes al lugar donde realizaremos nuestra interpretación, para así familiarizarnos con el entorno y realizar esta labor de visualización in situ. Nos imaginaremos a nosotros en ese sitio actuando, iremos poniendo cara a la gente que nos va a observar…
Si no tenemos la suerte de poder ver a nuestros espectadores o el lugar en que actuaremos antes de nuestra interpretación, tendremos que imaginar y recrear ese momento en nuestra mente. Esto es una tarea fácil para nosotros, ¡que somos expertos en crear! 😉
Para ello, deberemos centrarnos en dos puntos:
- Lugar: Recrea en tu mente la luminosidad del teatro o plató en cada rincón, qué temperatura hay, de qué medios técnicos dispones, cómo está distribuido todo lo que contiene… Si puedes, siéntate en una de las butacas o sillas donde se sentará el público que te observará o, si es un rodaje, colócate donde se situarían las cámaras y el equipo técnico. Así te sentirás como uno de ellos y lo verás todo “con sus ojos”.
- Público: Es importante no idolatrar a nuestro público creyendo que son semi-dioses que nos juzgarán y reaccionarán mal a lo que hagamos. La gente que nos verá actuar son personas normales y corrientes, que quieren vernos triunfar y que entienden el valor que tenemos al exponernos realizando una interpretación. Lo más seguro es que muchos de ellos jamás se atreverían a hacer lo que nosotros hacemos y nos valoran muy positivamente solo por hecho de tener el coraje de salir ahí.
- Visualízate actuando y triunfando: Imagínate lleno de seguridad, con muchísima confianza en ti mismo realizando tu interpretación, de principio a fin. Visualízate conectando contigo mismo y con tu público, recibiendo miles de aplausos… En resumen, visualízate como un actor triunfador.
3. Concentrarse en las primeras palabras de nuestra interpretación
Las primeras palabras o frases de nuestro texto debemos tenerlas totalmente automatizadas en nuestra mente. No puede haber ninguna duda al interpretarlas; deberían salirnos de forma casi automática. Tener el inicio bajo control hará que empecemos de forma fácil y que pronto nos soltemos.
A la hora de ensayar, a esas primeras palabras deberemos dedicarles una especial atención, memorizarlas y ensayarlas de forma mucho más intensa.
Una vez las sueltas y “te tiras a la piscina”, durante el resto de la interpretación te sentirás como pez en el agua (si has realizado bien los pasos que hemos explicado previamente, ¡claro!).
4. Mantener la calma
Es importante que busques ejercicios de relajación que te funcionen, que te hagan sentir bien contigo mismo y que puedas hacer en cualquier sitio. Normalmente los que mejor funcionan están basados en la respiración o en algunas modalidades de meditación.
También es fundamental el ejercicio físico, que deberás practicar en dos momentos diferentes:
- Bastante antes de la interpretación, en otro lugar (por ejemplo, en casa, por la calle, en el parque…) es muy aconsejable que hagas un entrenamiento de alta intensidad para soltar todos los nervios y energías tóxicas que almacene tu cuerpo. Además, este tipo de ejercicio te permitirá llegar en un estado físico óptimo al momento de actuar.
- Un rato antes de la interpretación, en el propio lugar donde actuarás: se trata de que tengas tu propia tabla de estiramientos y masajes, que puedas realizar en cualquier sitio, sin depender de nadie. Se centrarán especialmente en las partes de tu cuerpo que se te agarroten con mayor facilidad a causa de los nervios, como cuello, espalda o músculos faciales.
Somos actores, disfrutamos comunicando, contando historias, empatizando con el público, descubriendo nuestras emociones… ¡No dejemos que el pánico escénico no nos deje vivir algo tan increíble!
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