La interpretación es una de las profesiones más vocacionales que existen. Seguro que nadie te ha obligado a que seas artista, sino que has sentido una poderosa atracción para dedicarte a ello.
Tu objetivo nº 1 es poder vivir de esta profesión que tanto te apasiona. Y, para conseguirlo, sabemos que estás dispuesto a todo, pero… ¿sabes cuáles son los límites que debes dejar bien claros? ¡Recuerda que no todo vale!
Límites respecto a tu físico
En Premiere Actors conocemos casos de agencias que les han dicho a sus candidatos que deberían adelgazar u operarse para que les aceptaran en su cartera de representados.
Todo esto, a menudo, crea complejos innecesarios en los actores o actrices, que piensan que su físico, tal y como está, no vale para trabajar en este sector. Por tanto, se plantean hacer cambios urgentes o, si no lo ven claro, acaban abandonando su sueño.
Es cierto que los artistas debéis ser bastante camaleónicos y versátiles, pero nunca un cambio físico debería de ser una condición para ganaros la confianza de una agencia, representante, director de casting o productora.
Otra cosa diferente es que consigas un personaje concreto con unas determinadas características físicas. Este es el caso de Tom Hanks, que para la película Náufrago tuvo que perder decenas de kilos o, por el contrario, Renée Zellweger que saltó a la fama con El diario de Bridget Jones, película para la que tuvo que engordar considerablemente.
Nosotros recomendamos que, con el proyecto en mano y mucho sentido común, valores si te compensa o no realizar un determinado cambio físico. El resto son solo opiniones que puedes tener en cuenta o ignorar; nunca han de suponer una obligación.
Límites respecto a realizar algunos ejercicios
Puede que te encuentres algún taller, escuela de interpretación o casting en el que te pidan hacer algún tipo de ejercicio que no encuentres moralmente correcto según tus valores o creencias.
Un ejemplo muy típico es que el ejercicio o prueba consista en que te quedes con poca ropa. Habrá actores o actrices a quienes esto no suponga ningún problema, pero hay otros que lo pasarán realmente mal.
Nunca deberías hacer nada forzado, con lo que no te sientas a gusto. En este caso, quizás el método de enseñanza que estás siguiendo no sea el más adecuado para ti, o quizás ese casting dé paso a un trabajo en el que no estés cómodo. No pasa nada. ¡Hay muchísimas más escuelas y castings esperándote a la vuelta de la esquina! (Y si no tienes ni idea de cómo encontrarlos, ¡nosotros estamos para orientarte!).
Y quédate tranquilo, no vas a ser mejor ni peor actor por negarte a ello o hacerlo a tu manera, sino que simplemente serás coherente con tu forma de pensar. De hecho, tu carrera artística tomará un rumbo mucho más alineado contigo, con lo que te sentirás más feliz y confiado, y eso a su vez puede que te lleve a conseguir mejores resultados profesionales.
Límites respecto a aceptar determinados papeles
Sabemos que da muchísima rabia que, una vez conseguido un papel, veas que no cuadra con tus intereses. Por ejemplo, protagonizar una campaña a favor de los toros si tú eres un auténtico antitaurino.
Sea por el motivo que sea, no te ves en ese trabajo y estás seguro de que te arrepentirías en el futuro. Si piensas eso, enhorabuena. Habrás encontrado tu límite.
A lo largo de tu carrera te llegarán algunos papeles que te enamorarán y otros que te gustarán menos, pero cuando se trate de interpretar algo que vaya en contra de tus principios, no lo dudes: rechaza el papel. Más vale un NO a tiempo, que el resto de tu vida arrepentido.
En definitiva, y para todos los casos, escucha tu intuición, que es la que mejor sabe donde están tus límites. ¡Y que nadie se atreva a obligarte a traspasarlos!
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