Si trabajas para algún medio audiovisual, uno de los problemas con el que te habrás enfrentado es que las escenas muy pocas veces se ruedan con un orden lógico.
Esto es lo que pasa: recibes el guión, desarrollas el personaje y te lo estudias a conciencia. Al cabo de un tiempo lo has ensayado todo bien y lo tienes todo bajo control. A punto de empezar, te dan la orden de rodaje con las escenas previstas para grabar el primer día, y de repente te das cuenta que las escenas no van en orden y empiezan a entrarte los nervios. Las escenas previstas son la 3ª, 12ª y la última, y en cada una tu personaje tiene un distinto nivel emocional.
¿Cómo afrontas esto a última hora si no habías contado con ello?
A continuación te explicamos porqué las escenas no se ruedan casi nunca de forma consecutiva y te ofrecemos varios consejos para evitar que tu interpretación sea inconsistente en el tiempo o dé saltos en el estado mental de tu personaje.
¿Por qué las escenas no se graban en orden?
En cine y televisión las escenas se suele grabar en desorden por distintos motivos, los más comunes de ellos son:
- Para aprovechar localizaciones o decorados y no tener que volver a desplazar al equipo, volver a conseguir un permiso de rodaje o reconstruir el atrezo en otro momento.
- Para ahorrar costes de alquileres de equipo, como grúas, material de iluminación, etc.
- Para hacer coincidir a varios actores en caso de que no tengan plena disponibilidad de horarios para la producción.
- Por motivos naturales, si se necesita grabar de noche, de madrugada, etc.
En resumen, normalmente se juntan en una sesión de grabación distintas escenas con las mismas características para optimizar los recursos en el rodaje y ahorrar en tiempo y en costes.
Analizando el estado emocional
Lo primero es lo primero. Para controlar el nivel emocional de tu personaje en cada momento debes permanecer flexible y conocer muy bien el arco emocional a través del guión completo.
Por tanto, haz un análisis detallado del guión, escribiendo en él todas las marcas necesarias.
Una vez has hecho un análisis del guion entero, ve escena por escena tomando notas de todos los pequeños detalles emocionales y mentales de tu personaje en las distintas situaciones, porque sino a veces pueden ser difíciles de recordar. Hasta el más pequeño detalle es crucial.
Estas marcas pueden ser:
- Al principio de la escena, escribe alguna nota de cómo se siente tu personaje en ese momento, tras haber vivido las situaciones anteriores de la historia.
- Además de apuntar emociones, puedes escribir también su objetivo en la escena.
- Escribe también notas de acontecimientos previos que puedan serte de ayuda como “ya he visto a tal personaje”, “ye he tenido tal conversación” o “todavía no me he enterado de…”.
No tiene porqué ser algo muy elaborado, sino simplemente notas que te sirvan de ayuda para poder recurrir en caso necesario.
Si, aún con esto, te surge alguna duda antes de grabar, coméntalo con el director para encontrar juntos el nivel de emoción necesaria en la escena.
Otra opción posible sería, si puedes, revisionar las escenas anteriores antes de filmar la nueva para refrescar tu mente con lo que hiciste y conseguir una interpretación consistente y creíble de tu personaje.
Resumiendo: como actor audiovisual debes desarrollar una visión de conjunto, y a la vez una visión parcial de cada una de sus partes. Tu meta debe ser buscar la conexión de todas tus secuencias para construir una historia coherente y que funcione ante el público.
Cuéntanos, ¿qué haces tú para encontrar el estado emocional necesario en cada escena en un rodaje?
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