Ser competitivo no es algo malo: nos hace mejorar y superarnos sin estancarnos en nuestra carrera. Sin embargo, en algunas ocasiones nos cerramos a oportunidades si tratamos a otros actores como rivales en vez de lo que son, compañeros de oficio.
A continuación te exponemos 4 situaciones habituales del actor con las que entenderás que en la vida se gana más con el respeto y el compañerismo que con la enemistad.
En castings
No es nada raro que en la sala de espera de un casting algunos actores estén reticentes a hablar con otros, o incluso que aun llegando a mantener una conversación se traten unos a otros como competencia, guardándose de decir ciertas cosas que podrían beneficiar a los demás.
Es verdad que estáis todos ahí para un mismo papel, pero no quiere decir que les tengas que tratar como rivales. Hablar con ellos puede servirte para hacer contactos interesantes y ampliar tu visión de la profesión, ¿por qué perder esta oportunidad?
En una espera para un casting debes tratar a los demás actores con respeto. No por el hecho de hablar o dejar de hablar con los demás vas a conseguir el papel, ¿verdad? Claro que no. Conseguirlo será una mezcla de ir más preparado que los demás y algunos criterios bastante subjetivos que no dependerán de ti ni del resto, sino de la opinión del director de casting. Entonces, ¿para qué vas a amargar tu espera? Mejor conversar y relajarte, ¿no?
Aceptando proyectos
Los actores no somos oponentes, sino colegas. Tu éxito no hace mi fracaso.
De hecho, tenemos dos objetivos en común: mejorar la calidad de nuestra profesión para que se la valore como se debe y asegurarnos un sueldo decente para vivir. Para ello debemos permanecer unidos.
No debemos pelear por el salario: mantén tu caché y no te devalúes con tal de aceptar cualquier oferta. Si crees que no es justa, no la aceptes. No quieras entrar en el juego de pujar por ser el más barato porque, ¿sabes quién sale siempre ganando? el cliente. Y es justo lo que no queremos. Además se corre el peligro de que si se generaliza, los estándares de trabajo de la interpretación acaben bajando. Y no están las cosas como para bajar aún más…
En un trabajo
No se trata de que todos tengamos que ser buenos amigos, sino de que seamos compañeros y nos tratemos unos a otros con respeto, especialmente cuando tenemos que actuar con otros.
Una alta competitividad trae consigo un conflicto emocional entre tú y otro actor. Esto te puede beneficiar en algún momento concreto, si es que da la casualidad de que actuáis juntos en una escena y vuestros personajes tienen un conflicto. Sin embargo, en la mayoría de los casos ese estado emocional no hará más que hacerte mal.
El único modo de conectar de verdad con tu personaje es dejando de lado tus sentimientos personales con respecto al otro actor.
En tu carrera
Ocurre lo mismo en todas las profesiones. Te proponemos un ejercicio: piensa en alguien a quien consideres con éxito en su carrera, sea diseñador, mecánico o historiador, por decir algo. ¿Crees que esta persona tiene más amigos de profesión que enemigos o al revés?
Los compañeros de profesión se ayudan entre ellos, se pasan el trabajo en ciertos momentos, comparten información relevante, consejos,… y a la larga llegan mucho más lejos de esta manera y generan muchas más oportunidades que pisando a los demás. ¿Y sabes por qué lo hacen? Porque confían en sí mismos, un elemento fundamental para ser un buen profesional.
La verdadera causa de ser extremamente competitivo es la inseguridad en uno mismo. Trabaja y diferénciate del resto creando tu propia marca personal, por la que te conocerán como “este actor tan trabajador y tan agradable que da gusto trabajar con él”.
En el mundo de la interpretación no hay sitio para todos, pero sí para muchos. ¿Y quiénes son esos muchos? Una mezcla de los mejores, los únicos y de los que mejor se saben vender.
¿Entras tú en uno de estos grupos?
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