Actor en escena o actor en pantalla: ambos entretienen audiencias y cuentan una historia a través de su talento y habilidades.
Ambas disciplinas tienen la misma esencia. Sin embargo, existen notables diferencias que debemos tener en cuenta a la hora de interpretar, y por ello existen centros formativos donde se especializan más en una, en la otra o en las dos.
¿Quieres saber cuáles son estas diferencias?
Las 2 grandes diferencias de interpretación en teatro y cine
- Cara, cuerpo y voz
Habrás oído que en el teatro la interpretación de una actriz o un actor gira en torno al cuerpo y la voz, y en el cine la cara es el elemento clave. Pero, ¿por qué?
La causa de esta diferencia es la ubicación de la audiencia. En un teatro, una persona del público puede encontrarse a muchos metros de distancia del intérprete y aun así debe poder ver, oír y entender la obra con claridad, con lo que el actor o la actriz debe actuar siempre para la última fila. Por ello, decimos que se trata de una interpretación amplificada de la realidad a través del cuerpo y la voz.
Por el contrario, en el cine tenemos cámaras y micrófonos que nos ven y escuchan. La interpretación, por tanto, debe ser mucho más natural y tiene que actuar acorde a la distancia que mantiene con el resto de personajes en la escena, como si fuera la vida real. Se dice, incluso, que a veces es mejor actuar menos que más, pues la iluminación, música, efectos y otros elementos audiovisuales realzan ya de por sí su interpretación.
Como ves, ambas técnicas pueden llegar a ser muy diferentes. Pero, ¿en qué se traduce esto?
La proyección de energía en teatro tiene que dirigirse hacia el público, a través de grandes gestos visibles y una voz con suficiente volumen, proyección y vocalización. Por ello, tu objetivo como artista sería hacer todo más grande sin parecer que lo estás exagerando demasiado. Las expresiones faciales aquí no tienen tanta relevancia, pues el guiño de un ojo en teatro sólo lo distinguiría el público de las primeras filas (¡y posiblemente, ni eso!).
El cine proyecta una imagen mucho más definida y con más detalle. Tu primer plano ocupa toda la pantalla, por lo que la actuación varía bastante. En este caso la cara debería ser tu arma, y en especial tus ojos: saber transmitir con los ellos es importantísimo en primeros planos, incluso debiendo controlar tu parpadeo para dar el mensaje adecuado. Lo que hará creíble a tu personaje son todos esos pequeños gestos y tics faciales, temblores o movimientos muy sutiles que aparecen cuando estás metido de lleno en el papel. En cuanto a tu voz, ésta será mucho más natural que en teatro, puesto que habrá micrófonos y no necesitarás proyectar.
Mientras en teatro hacemos uso del espacio a través de amplios movimientos coreografiados, en cine la actividad corporal es a menudo mucho más limitada. El movimiento corporal es muy importante en cualquier interpretación, pero en cine no siempre debes confiar en él. Según qué plano, no siempre tu cuerpo se ve en pantalla y si lo utilizas demasiado sin que se vea puede resultar en aspavientos raros o incluso cómicos. Asegúrate de saber qué tipo de plano ruedas en cada momento para saber adaptarte.
- Continuidad
La otra gran diferencia entre estas dos disciplinas es el raccord escénico y emocional.
En teatro se interpreta la obra completa, de principio a fin, lo que ayuda al impulso dramático, mientras que en cine las escenas no se graban por orden, lo que hace que no haya sentimientos acumulados. En este caso impulsarás tus emociones desde cualquier punto, y para eso tienes que asegurarte de saber qué tipo de planos se van a usar, en qué orden se van a rodar las escenas y tomar muchas notas en el guion para mantener esa continuidad de la que hablamos.
En cine, además, hay que tener otras muchas cosas en cuenta. Debemos realizar nuestros gestos con precisión, pues la coherencia en nuestros movimientos y posturas facilitará el trabajo de montaje: si no, no habrá raccord. Recordamos también que el otro artista con el que haces la escena muchas veces falta o es sustituido si no entra en plano, lo que puede dificultar un poquito más tu interpretación.
Aunque el teatro ofrece una mejor ayuda que el cine al progreso de nuestras emociones gracias a su continuidad, también tiene sus desventajas. Si cometes fallos, el público los puede notar, especialmente si se trata de una obra conocida. En este caso, el espectáculo debe continuar sin interrupción e intentando que se note lo menos posible. ¡En directo no hay segundas oportunidades!
En cine, una actriz o un actor puede cometer pequeños errores sin consecuencia, pues las tomas se pueden repetir, aunque… lo mejor es que intentes no contar con ello. Las equivocaciones molestan a todos, y si son constantes te pueden hasta despedir. Deja que las tomas se repitan porque el director no está convencido con la iluminación o por cualquier motivo técnico común, como que un avión se meta en plano. Trabaja siempre lo mejor posible y muestra tu profesionalidad.
Además de poder repetir las tomas, el director puede querer incluso cambiar parte del guion en el último momento, grabar lo mismo de varias maneras (con diferentes interpretaciones “por si acaso”, por ejemplo, una más contenida que otra) o incluso grabar dos escenas alternativas para decidir luego con qué parte de la historia se queda. Esto hace que en el cine los ensayos suelan ser un lujo, y en teatro, como se dispone de más tiempo, los haya para poder desarrollar con éxito la interpretación.
¿Y la televisión?
Podríamos decir que el trabajo de televisión es muy parecido al cine debido a calidad de imagen, especialmente ahora que las pantallas que tenemos en casa son cada vez más grandes y, por tanto, ambas técnicas son similares: un artista preparado para actuar ante la cámara estará preparado para trabajar tanto en cine como en TV.
Sin embargo, el ritmo de rodaje suele ser mucho más fluido y dinámico en la pequeña pantalla. Se improvisa más y se graban menos tomas, pues el trabajo se hace a contrarreloj y no hay mucho tiempo para tocar y retocar.
En cuanto a la interpretación en este medio, a veces es sutilmente más exagerada que en cine, pues debe entretener y distraer o, de lo contrario, el espectador, impaciente y con el dedo puesto en el botón del mando a distancia, hará zapping ante cualquier pausa dramática más larga de la que espera.
¿Qué debería estudiar?
No es mejor estudiar una cosa que la otra. El teatro profundiza más en la proyección de emociones y te da tablas, y la formación ante la cámara te aporta otras habilidades muy concretas.
Los actores y actrices con más experiencia en cine y TV fallan más en la proyección de la voz hacia el público y, al contrario, los que vienen del teatro, en su poca sutileza o falta de control.
Como en casi cualquier otra profesión, en la interpretación no existe un límite de cuánto puedes aprender, y siempre habrá técnicas o campos en los que puedas mejorar. Por eso, lo mejor es estudiar una cosa y complementar con la otra, y obtener una formación completa en las dos áreas de especialización.
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Conclusión
Como dicen muchos, «la televisión te da popularidad, el cine inmortalidad y el teatro te da prestigio».
El éxito de un intérprete muchas veces se basa en la capacidad y el deseo de trabajar en los dos campos. Por eso, entender las diferencias que existen entre cine y teatro es el primer paso para lograr ser un artista flexible capaz de adaptarse a cualquier proyecto.
¿Prefieres actuar para teatro, cine, o amas los dos por igual?
Si quieres ser actor o actriz, pero no tienes muy claro qué tipo de formación te vendría mejor según tu caso, cuenta con nosotros. A través de nuestra Orientación Artística, te ayudaremos a encontrar la mejor opción según tus preferencias y objetivos, y te encaminaremos para que puedas empezar a funcionar en este sector cuanto antes. ¡No te sientas perdido/a nunca más!